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abr 23, 2021Gustado por Isabel F. Peñuelas, Francisco J. Jariego
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Cuando nos planteamos el ejercicio de Utopía le dimos muchas vueltas. Mi aproximación hacia la utopía es muy similar a la que apuntas: desconfianza. Tanto por la incapacidad de la imaginación, como por el riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad: la distopía. Pero una vez lanzados, el ejercicio es enriquecedor. Creo que la clave es liberar los frenos cognitivos sin perder la lógica.

En tu posts citas muchos temas. Te plantearía el reto de la eugenesia, un tema en zona tabú que, como bien dices, no podemos ignorar (y estoy seguro que algunos no ignoran). Y por supuesto, habiendo leído algunas de tus reflexiones políticas sobre España en particular, abierto a un #anarcoutopia++.

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La trampa de la utopía es que cualquier "solución" que pueda darse, es susceptible de ser malinterpretada o algo peor, interpretada literalmente y aplicada a "rajatabla". Creo pues que hay que huir de este tipo de "verdades" o "iluminaciones" que va a desembocar en algo peor, probablemente. Pero esta aparente dificultad no puede hacernos desfallecer, dejar de intentarlo. Que no se vea una solución clara no significa que no exista algo mejor, esta es otra trampa en la que se suele caer. He empezado primero por descartar la "búsqueda de la felicidad" como el objetivo. Creo que es confuso y causa de muchos de los problemas actuales. Además de que científicamente, la felicidad no es un estado viable al que aspirar de manera estable y permanente, es un absurdo pretenderlo. Lo siguiente es la educación. La humanidad es todavía una victima de sus propias creaciones y de la ignorancia de su propia naturaleza. Los adultos comenten los mismos errores que se han cometido desde el principio de los tiempos. Esto no tiene sentido. Finalmente, he huido por tanto también, de dar yo mismo una "solución". Esta ha de venir del autoconvencimiento de una masa critica significativa de población. Personalmente, no veo otro camino.

En cuanto a la eugenesia, afortunadamente en el ámbito científico parece que hay cierta sensibilidad por discutir el alcance y consecuencias éticas de los logros y parece así mismo, que las terapias génicas van dirigidas a solucionar enfermedades. La voluntad política es en estos momentos un escollo ya que pocas veces ayudan, pero al menos dejan trabajar. Los únicos lugares que me inspiran confianza y donde creo que la política está al servicio de la sociedad es en países como Suiza, Dinamarca o Noruega. En el resto mejor que no toquen ni decidan nada, ya que cualquier decisión obedece a una guerra dialéctica que tiene tanta relación con la sociedad como una batalla en el espacio vista desde La Tierra, a donde caen los restos.

No he leído aún 'Tecnofuturos', pero tengo la versión electrónica y estaré en ello en breve. Yo soy ácrata por naturaleza. No concibo otra manera mejor de sociedad que una en la que todos partimos de un mismo supuesto de igualdad. La situación de cada uno puede ser distinta, pero hemos de tener la oportunidad de mejorarla sin que sea a costa de nadie, ni que nadie nos lo impida, fuera de un acuerdo mutuo. Esta sería mi utopía.

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