Continuamos con la serie de trabajos de los alumnos del posgrado de Estudios de Futuros con este ensayo de Francisco Izquierdo
Cuando el profesor Calhoun publicó en 1962 los resultados de su estudio sobre el comportamiento de las ratas1, albergaba el propósito de poder trasladarlos en cierto modo a la sociedad humana. Y es que los humanos somos fácilmente comparables con las ratas: sociables, oportunistas, pero también un plaga para el entorno si no existen suficientes depredadores o enfermedades que limiten el número2.
Calhoun esperaba descubrir el modo en que una colonia de roedores llegaría al colapso por superpoblación mientras era sometida a ciertas condiciones preestablecidas de habitabilidad. Sin embargo lo que no esperaba descubrir es que ese colapso llegara mucho antes de lo previsto.
El experimento del “Universo 25”, como así fue llamado, recoge la evolución de esta población de ratas ubicada en un hábitat cerrado en el que el sustento, el cobijo, la seguridad física y la reproducción estaban garantizadas desde la introducción de los primeros ejemplares y hasta su extinción, lo cual sucedió mucho antes de aproximarse el grupo al estado de superpoblación. Tal hecho se atribuyó a ciertas alteraciones que fueron surgiendo a medida que el número aumentaba y que fueron generalizándose, arrastrando a la colonia hacia la decadencia (hacia un “sumidero conductual” según las propias palabras de Calhoun) y la desaparición.
Las alteraciones surgidas fueron achacadas, según los científicos, al gran número de interrelaciones que se producían entre los miembros de la colonia durante la realización de sus actividades cotidianas, lo cual fue debido tanto a las dimensiones del espacio que ocupaban, como a las condiciones de habitabilidad diseñadas con el fin de proporcionar, en cierto modo, un alto nivel de “bienestar” a sus ocupantes.
Aunque han transcurrido 60 años desde el experimento, parece ahora más fácil que entonces establecer cierta analogía entre aquella sociedad de roedores y nuestra sociedad globalizada en la que las tecnologías para la comunicación, las redes sociales y los medios de trasporte ultra rápido podrían representar la función de variables tecnológicas del diseño, y por tanto las responsables del incremento de los actos de interrelación social de tal modo que, aunque difícilmente podríamos considerarnos como especímenes idóneos para un estudio similar3, al menos debería servir para alertarnos de que puede haber patrones del comportamiento humano que se estén viendo alterados por esa gran cantidad de interacciones “virtuales”, las cuales vendrían, por otro lado, a sumarse al de las “reales”, también en continuo incremento debido a la concentración de población en grandes núcleos habitacionales y de producción. Un modelo que no solo se ha impuesto por la racionalización de servicios y la optimización del consumo y el trabajo en aras de la maximización de beneficios, sino que parece ser una de las señas de identidad del modo en que se concreta el avance tecnológico4.
Si añadimos a esto el hecho de que el proyecto político global “oficial” trata de desarrollar e implementar el mayor número posible de democracias social-liberales de forma que queden fuertemente interconectadas bajo unos mismos principios ideológicos de aspiración a un igualitarismo de máximos sin restricciones a priori, ¿no habría ya suficientes motivos para pensar que estamos inmersos en nuestro propio Universo 25?
La respuesta posiblemente sea que sí. Sin embargo, tal vez sea la principal causa para un devenir distinto.
Imaginemos que en el experimento de Calhoun, la colonia no hubiera podido ser supervisada intensa y extensivamente por los científicos porque el espacio hubiera sido mucho más grande. En este caso, muchos de los detalles relativos a la seguridad y al sistema de contención del hábitat habrían tenido que ser dejados, en parte, a la tecnología empleada en su configuración (materiales usados, sistemas de alimentación, aireación, etc). Pues bien, es muy posible que, simplemente aceptando el segundo principio de la termodinamica y el carácter curioso innato de las ratas, hubieran aparecido con el tiempo algunos fallos que antes de ser subsanados habrían servido para que algún individuo escapara, y ello incluso en el caso de tener sus necesidades básicas cubiertas.
Pues bien, podemos fácilmente trasladar esta hipótesis al estado en que se encuentra la sociedad humana actual, en la que nada parece que vaya a poder quedar fuera del constructo tecnológico pero donde no existe ni parece que vaya a poder existir una instancia superior y externa capaz de supervisar los “defectos” que se vayan ir manifestando en el “modelo” global.
Lamentablemente nunca sabremos qué hubiera ocurrido si alguna de las ratas hubiera escapado de encontrar algún resquicio para ello, pero si conocemos el espeluznante resultado que el “feliz” encierro produjo, pues los sujetos se fueron desviando de sus instintos reproductivos y del correcto cuidado de las criás, haciendo decaer la tasa de nacimientos a la vez que se incrementaba la tasa de mortalidad de las que nacían. Como sabemos, este fue un camino de no retorno, pues nunca se recupero la “cordura” de la colonia. El por qué estas ratas sufrieron esta debacle es algo no aclarado definitivamente, pero lo que si fue evidente es que no tuvieron ninguna oportunidad de escape, algo que no parece que pueda llegar a suceder a tal nivel en el caso de los seres humanos.
Y es que las “puertas de escape” en la futura sociedad global hipertecnológica no serán tan “fisicas” (aunque también en cierta medida), sino que surgirán en los márgenes del sistema a medida que se deteriore debido al incremento del grado de dificultad en su propia supervisión, algo que, sin embargo, no será seguramente suficiente, en el límite de su decrepitud, para evitar que grandes masas de población acaben deslizándose en diversos “sumideros conductuales” que en el peor de los casos podrían producir efectos similares a los de una plaga.
Estos individuos “saldrán”, al igual que lo harían las ratas, siguiendo los dictados de su propia naturaleza: por curiosidad (como aquellas) o en busca de la felicidad. Aunque ambas son consustanciales al ser humano, el “exilio” en la búsqueda de la felicidad necesitará, sin embargo, de la interacción con otros “exiliados” que compartan una misma idea del bien y lo correcto. Algo que, por otra parte, ya solo empieza a ser accesible desde “fuera” del sistema tecnológico-global. Así, por ejemplo, en los sistemas más “avanzados”, socio-tecnologicamente hablando, hoy solo se exige al individuo mantener la apariencia de respeto hacia quienes mantienen posiciones no solo antagónicas, sino claramente inconmensurables con las propias, para calificar tal sociedad como en estado de “convivencia”. ( Lo cual explica en buena medida la pobre idea que hoy se tiene de la felicidad, hasta el punto de que va asentándose la creencia de que puede ser “dispensada”, especialmente por los medios medico-farmacéuticos.)
Una situación que podría ayudarnos a entender acciones como las del Dr. Kaczinsky (Unabomber5) , no solo como una respuesta libertaria a la deslegitimación de los poderes establecidos, sino también como una forma de llamada a abandonar la “ratonera” por alguien que ya se siente fuera de ella.
Es muy posible que, a medida que el sistema vaya decayendo, vayan apareciendo “corrientes de acción” que asuman tesis parecidas y que intenten hacer tambalear el sistema a la fuerza, algo que será alentado por el incremento en la manipulación que sufre el ciudadano y el uso del sensacionalismo por parte de los medios de comunicación, además de por el enorme negocio que se desarrollará en torno a la velocidad de transmisión de los rumores por las redes sociales. Supuestos que serán ideales para facilitar un estado de incertidumbre mundial a la vez que harán de caldo de cultivo para aquellos que vayan asumiendo idearios de corte libertario. Si bien es cierto que el libertarismo ya ha empleado medios violentos para sus fines a lo largo de la historia, es seguro que sus repercusiones en una sociedad de “cristal” y tan intercomunicada como la de hoy serán muy distintos.
Pensadores como A. Macyntire6 o M. Sandel7 han puesto de manifiesto cómo debido a esta misma fragilidad creciente de la sociedad, hoy ya prácticamente no existen ideas compartida del bien y por tanto tampoco la voluntad de superación de los conflictos.
Nos hemos acostumbrado a no hacer uso de los modos de razonamiento que la tradición de siglos ha ido decantando como válidos, para pasar a vivir saturados de demagogia y ruido mediático (que decir si no del recurso constante al populismo y de la evidente falta de meditación y sobriedad en muchas de las decisiones gubernamentales). Sin embargo, este proceso de decadencia dará también lugar al surgimiento de nuevos modelos de comunidades ya que se incrementará el número de intelectuales y científicos “creyentes” que sentirán la necesidad de refundar la sociedad fijando límites reales a la tecnología.
Pero si han de fructificar estas comunidades, no solo estarán sustentadas en una cierta idea del bien compartida y respaldada por una tradición de racionalidad práctica que deberá recuperarse y a la que quedará supeditada la tecnología, sino porque estarán fundadas sobre modelos conductistas en el aprendizaje de las virtudes y en la implementación del sistema de revisión de los procesos de instrucción y de socialización, lo cual dará lugar a una nueva forma de cultura.
Para ejemplificar esta última idea, quisiera terminar recordando como en pleno proceso de preglobalización, unos cincuenta años transcurridos tras la Segunda Guerra Mundial, se asistió al éxito de unas pequeñas comunidades cuya propuesta de autosuficiencia y autogestión tuvo no solo muy en cuenta el uso de los avances tecnológicos y las técnicas de producción, sino que apoyándose en un modelo de instrucción y socialización en las virtudes muy próximo al conductismo, obtuvo (y hoy le sigue proporcionando) un atractivo moral y espiritual difícilmente comparable a otros modelos de comunidad, a la vez que una altísima tasa de felicidad percibida entre sus propios miembros. Me refiero a los kibutzim israelíes, cuyo modelo evolucionado bien podría ser el punto de partida para esa próxima sociedad de las comunidades mientras se asiste al fracaso del sistema tecnológico-global que vendrá, que probablemente ya se ha iniciado.
Un Triángulo de Futuros
Dejo a continuación el triangulo de futuros que expuse en el curso sobre este asunto que alerta sobre mi pronóstico:
Tirón del futuro.
Deseo natural de los individuos de adueñarse de la propia existencia. (Se traduciría en aproximaciones cooperativistas a la autosuficiencia alimentaria,
energética, de utillaje y/o educativa)
Necesidad de tener conexiones profundas con el entorno. (Posibilidades nuevas
de combinar la tecnología con aprovechamientos racionales-ancestrales de las
fuentes de recursos naturales.)
Participación real en la gestión de los intereses comunes. (Modalidades de
democracia directa combinadas con algún tipo de democracia orgánica.)
Compartir una misma búsqueda del bien. (Las tradiciones de racionalidad que se
sustentan en las virtudes serían serias candidatas para nuevas fundaciones.)
Recuperar la capacidad de alcanzar la felicidad. (Vida como plenitud).
Empuje del presente
Incremento del uso de las terapias alternativas de corte espiritualista-holista (yoga, reiki, acupuntura); o por ejemplo el incremento del uso del tiempo libre o vacacional en lugares rurales y “desconectantes” (hosterías, cabañas). (Las pernoctaciones rurales en España se han doblado de 2013 a 2019)
Incremento de la actividad de voluntariado en fines socio-humanitarios.
(Entre 2017 y 2019 se ha pasado de 2,2 millones de voluntarios en España a 2,7
millones)
Deterioro de la democracia “globalizada” o de masas hasta niveles próximos a la
deslegitimación. (Entre 1980 y 2014 la participación en la elecciones europeas de los ciudadanos de los estados miembros ha pasado de un 60% a un 40%.)
Abandono de la persona a su suerte por parte del sistema en los estadios de la vida de mayor desvalimiento al coincidir con los de mayor improductividad o que provocan su disminución. (Invisibilidad y maltrato consentido socialmente de las personas mayores por razones de rentabilidad económica de los establecimientos al uso, o la tasa inasumible de abortos (sobre los 341315 nacidos en 2020 en España, pesan los 88269 abortos. Es decir, el 20% de los concebidos).
Fracaso de la ideología liberal como modelo para proporcionar satisfacción a los
planteamientos vitales. (Dificultades crecientes de acceso a la vivienda; para la formación de una familia o para desarrollar un proyecto de carrera.)
Consolidación de modelos de comunidades alternativas basadas en principios
colaborativos. (Ejemplo destacable es la existencia de unos 250 Kibutzim con unos 150000 habitantes.)
Pesos del pasado
El monopolio por parte del sistema de la sanidad, la educación y la fuerza
armada.
La gran penetración de las técnicas de marketing y de manipulación social
gracias a los dispositivos portátiles y la industria farmacéutica.
La hiperregulación de todos los aspectos de la vida.
Los fracasos de los intentos utópicos (anarquismo) o que han devenido en
distopias (comunismo y fascismo).
La consolidación de la idea en la población del “Estado de Bienestar” como
proveedor del máximo placer con el mínimo esfuerzo.
Sobre el autor:
Francisco Izquierdo es Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Grado en Filosofía y Master en Filosofía Teórica y Práctica (mención en Lógica, FIlosofía e Historia de la Ciencia) por la UNED. Aficionado al futurismo y lector apasionado de ciencia ficción. frizgo1@gmail.com
Calhoun, J. B. (1962). Population density and social pathology. Scientific American, 206(2), 139-149.
“Human Population Through Time” ( Video muy visual de la evolución de la población mundial desde los inicios de la especie humana elaborado por el American Museum of Natural History)
Cuberes, D. (2020). Concentración de la población y crecimiento económico. Papeles de Economía Española, (164), 88-189
MacIntyre, A. (1987). Tras la virtud (p. 95). Barcelona: Crítica.
Sandel, M. J. (2013). El liberalismo y los límites de la justicia. Gedisa.
Matricula abierta en la UNED hasta el 30 de noviembre
Aquí encontrarás mas enlaces a los trabajos de otros alumnos, muchos de ellos en forma de ficciones de futuros